Hoy ha sido todo un drama ir al cole. Parece que el primer día lo pillamos despistado y coló eso de quedarse en la clase con los demás compis y la "señu" nueva, pero hoy, ya sabía de que iba el cuento y ha decidido montar una escenita.
Hoy lo llevaba su madre al cole, pero antes de salir de casa ya ha comenzado diciendo que no quería ir al Llimoner, que prefería ir a casa de la iaia, como tonto que es uno. Así que he tenido que acompañarlos. Entre los primeros llantos y convenciéndole que se lo pasaría bien en el cole, que luego a la tarde iría a buscarlos su querida iaia. Entre brazo y caminando, hemos hecho el camino. Pero una vez en la puerta del Llimoner ya se ha soltado a lágrima viva, sin querer entrar.
Ha costado 19 minutos convencerlo para entrar y aún se que quedado con el sollozo en el cuerpo y el corazón de los papas rotos del disgusto. No había forma de convercerlo, no quería ir al cole y lo ha dejado bien claro.