Un padre ama a su hijo. Un hijo adora a su padre, pero cuando hay que tomar una decisión de a quién quiere más, mejor que le des a escoger con la televisión apagada, no sea que te lleves una desilusión y ganen los dibujos por goleada. Hoy ha sido algo similar, llego a casa y Lucca no me viene a recibir, como cada tarde, me falta mi abrazo y mi beso. Llego al salon y Lucca está embobado con la tele, ni caso me hace, ya pudiera estar haciendo el pino, mientras agito aros en cada uno de mis brazos y realizo juegos malabares con los pies, Lucca ni caso. Le he tenido que robar un beso, mientras el refunfuñaba que me apartara, que no veía los dibujos. La competencia es dura.